lunes, 14 de mayo de 2012

PASÓ SAN GREGORIO


Las fiestas de los santos "menores" que se celebran en todos los pueblos suelen ser entrañables, como sucede en el nuestro con San Blas y San Gregorio. Derivan a una celebración de barriada si bien participa gran parte de la población. Así, el barrio de San Blas se anima en los primeros días de febrero, cuando las cigüeñas del dicho antañón. Con la Cruz de mayo llega San Gregorio, cuya fiesta se ajusta en el calendario para que coincida en fin de semana. Así ha ocurrido este año trasladándose al domingo día 13. Mayo en todo su esplendor,  y con temperaturas estivales,  ha propiciado una animadísima verbena en la noche del sábado en la plaza del santo labrador. A la vista estuvo que sin grandes estipendios puede haber música que motive a las parejas para que bailen los ritmos de siempre y otros más modernos. Y ello sin molestias para el vecindario con "tachundaschundas" de intolerables cifras de decibelios. No, más bien las íntimas melodías de las orquestinas de siempre.  (Esperamos que las autoridades se queden con la copla y la canten en fiestas venideras de estos tiempos de crisis...).  Los mayordomos, llegado el momento que preludia la madrugada, obsequiaron a los asistentes con los consabidos orejones y rosas, dulces que, aparte "restaurarnos",  siempre nos actualizan las tradiciones festivas locales. El domingo, los actos de la fiesta propiamente dicha: la liturgia, la procesión, la subasta de ofrendas y brazos, la subida del santo a la peana, etc. Y el convite: dulces típicos y vino de pitarra chinato. La alegría se sobrepuso al calor reinante. Una mañana de cordial convivencia y de sabor popular. Así también se hace pueblo.

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